sábado, 1 de mayo de 2010

Día del trabajo



En esta fecha, memorable desde muy diversos ángulos, permítanme hacer las siguiente reflexión:


Decía el poeta y escritor Gibrán Khalil Gibrán que "Trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en ella."
Ciertamente, es posible trabajar con amor. No solo es una posibilidad: es una necesidad y hasta una obligación. El amor puede transformar la basura en oro, la tristeza en alegría y lo malo en bueno. Debemos aprender a amar lo que hacemos, con todo y los problemas que rodeen a nuestro lugar de trabajo y a nuestro trabajo en sí mismo. Podemos construir una especie de armadura de teflon, que no permita que se nos adhiera nada de lo malo que haya allí, y así quedarnos solo con lo bueno.
El mismo Gibrán decía: "Si no puedes trabajar con amor sino solo con desgano, será mejor que abandones el trabajo y te sientes a la puerta del templo a recibir limosna de los que trabajan con alegría"

Pero no permitamos tampoco que el trabajo absorva nuestras vidas. El trabajo es un medio, no un fin. El mundo es demasiado hermoso, para perdérselo por estar solamente inmerso en nuestro trabajo.
Efectivamente, existe todo un maravilloso universo, más allá de los límites de estas paredes, esperando por nosotros para mostrarnos sus maravillas.
"La gente que no para de trabajar, lo hace para no tener tiempo de acordarse de que no tiene nada que hacer" reflexionó alguna vez el pintor Francis Picabia. Recuerda que, si murieras hoy, no pasará una semana antes de que alguien esté sentado en la silla que ocupas en tu oficina, pero en tu casa, la ausencia se volverá enorme con el paso del tiempo...